La última de César Aira, de Ariel Idez │ Indie Hoy

por Noelia Pistoia para Indie Hoy │ Enero de 2013

Cé-sar-Ai-ra, Aira, Aira, Aira” grita la primera novela de Ariel Idez, que nace casi como un exorcismo, una necesidad de hacerse cargo de la influencia de aquél Sabio Loco. Vale destacar la honestidad con la que se asume el patronazgo y la capacidad para cantarle quiero-re-truco al mismo Aira. Tal como anticipa la contratapa de la novela, Aira es el villano de la historia y aquellos escenarios que fueron extraídos de la realidad para ser materia prima de su escritura, ahora Idez se los apropia para resignificarlos. Una vez dicho lo obvio sobre Aira, vale aclarar que aquellos lectores que no tengan lecturas previas sobre él, de ningún modo se verán excluidos del disfrute de la peripecia.

El género matriz es el de novela de aventura pero las transgresiones se hacen presente a lo largo de la historia. Por empezar, el personaje principal -y el que cumpliría el rol de héroe- es El Enano Más Sexy del Mundo, un paseador de perros con intención de ser escritor con un atractivo sexual avasallante, cuyo liderazgo ya se pone en duda desde su altura por lo que el hecho mismo de volverse héroe es uno de los mayores obstáculos que debe enfrentar. La acción comienza cuando su rutina, construida con una exactitud horaria, comienza a verse trastocada por la obstinada repetición de César Aira en todos los ámbitos de su cotidianeidad. Como todo héroe cuenta con compañeros que intentan ayudarlo y cuyos nombres y personalidades son iguales de excéntricos: “El típico puto nazi” o “El Dealer literario” son algunos de los que escoltan al protagonista en la hazaña donde las teorías conspirativas y teorías literarias se hacen lentamente transhistóricas para encontrar su punto culmine en el presente donde una realidad absurda encuentra una lógica convincente. También coincide con el género el desplazamiento espacial necesario para desarrollar la acción y, en este caso, el espacio se vuelve múltiple y excéntrico también ya que no sólo se abarca la ciudad y el campo sino también el mundo subterráneo.

Lo disparatado nace de discursos y referencias contemporáneas que hacen magnética a la novela y ahí es donde reside lo interesante de Ariel Idez que reconociendo la tradición introduce elementos cotidianos de una generación que no suele participar (al menos no todos juntos) de una historia: skinheads, punks, taiwaneses peronistas, restaurantes chinos, pequeñas editoriales independientes, entre otros, que se mezclan no sólo con César Aira sino también con otros escritores del parnaso consagrado de la literatura argentina como Luis Chitarroni.

Por último, si bien en ciertos momentos se asoma una decepción o una mirada adversa hacia la literatura contemporánea (y en alguna que otra entrevista que le realizan a Ariel Idez le preguntan sobre ello), su obra misma revela lo contrario porque en definitiva el arma con el que el villano de la novela opera no es más que la literatura misma.

La última de César Aira

Ariel Idez
2012 – Editorial Pánico El Pánico

Nota original: http://www.indiehoy.com/libros/la-ultima-de-cesar-aira-el-enano-mas-sexy-del-mundo-y-el-tipico-puto-nazi-recauchutados-por-ariel-idez/

El lado oscuro de César Aira │ La Nación

por Silvia Hopenhayn para La Nación │ Febrero de 2013

Qué trama un escritor? No es fácil saberlo. Los lectores a veces somos presas de esa urdimbre. Por eso es tan vertiginosa y por momentos hilarante la novela de Ariel Idez, titulada La última de César Aira. El tema es justamente lo que trama César Aira, puesto a funcionar como personaje maléfico de esta historia. La novela parte del mito del escritor creado por la publicación constante -irrefrenable- en distintas editoriales, casi una estrategia de dispersión entre los dogmas del marketing (Aira llegó a acuñar el lema “Primero publicar, después escribir”).

Lo cierto es que el escritor argentino, maquinista de un continuo narrativo que no cesa de escribirse en el aire de estos tiempos, provoca adhesión e intriga. Sin duda, significa un brutal golpe de contemporaneidad a lo Marcel Duchamp en plena Argentina del traspaso de siglo. Ya son tantas las novelas de Aira que pululan entre fanáticos, críticos o curiosos que, como las lógicas inconsistentes en la ciencia, sirven de punto de partida para postular un nuevo horizonte de la ficción, absolutamente argentino, es decir, francés o germánico, gaucho, barrial, ubicuo, mafioso, bibliófilo, villero, jocoso o acuciante.

La novela de Idez se ubica en esta zona frenética y suntuosa del sentido revoltoso de las palabras expropiadas, que se renuevan en la subjetividad. En su ficción, la pregunta del comienzo se vuelve real: ¿Qué trama César Aira? El protagonista es un escritor fanático de la obra de Aira que se convierte en su peor enemigo. Se llama Dante, también apodado “el enano más sexy del mundo”; se gana la vida como gigoló o, preferiblemente, paseando perros (bastante promiscuos, por cierto). En sus merodeos por la noche descubre al “verdadero” Aira cuando conoce a María en un cabaret, una prostituta virgen (costurerita de Pringles como un verdadero personaje aireano), que le revela el lado oscuro del escritor. Dante ingresa en una especie de laberinto del hampa en las catacumbas jesuíticas del barrio de Flores, liderado por César Aira, dueño del burdel y de otras redes mafiosas.

Un personaje sugiere el fundamento: “Todos los escritores son delincuentes frustrados.”

Idez combina la creación literaria de Aira con su mitología, por eso aparecen otros nombres afines al escritor, como el poeta Arturo Carrera o Luis Chitarroni, convertido en gurú de la literatura argentina. La novela es una verdadera pesquisa moderna que transcurre en el Flores desplegado en el mapa ficcional de Aira, convertido aquí en mapa urbano del tesoro de la lengua o del idioma de los argentinos. O de la Argentina misma: un país inventado por una forma de decir. De allí su originalidad y endeblez.

L a última de César Aira es la primera de Ariel Idez. Esta novela forma parte de una serie de publicaciones recientes de la colección Potlach de la editorial Pánico el Pánico, una de las pocas editoriales que aún no han publicado una novela de César Aira y, sin embargo, plantean nuevas perspectivas.

 

Nota original: https://www.lanacion.com.ar/1556238-el-lado-oscuro-de-cesar-aira

Josefina Ludmer, maestra de la crítica literaria, entrevista a un escritor joven: Ariel Idez │ Clarín

“La literatura no influye en la sociedad más que como un efecto derrame”

por Josefina Ludmer para Clarín │ Septiembre de 2012

Me encanta leer escritores menores de 40 porque dejan ver algo del movimiento de la cultura y lo cuentan de muchas maneras. Por ejemplo, la divertida y muy interesante novela La última de César Aira de Ariel Idez (Pánico el pánico, 2012), que hace su principio del epigonismo que caracteriza a la literatura argentina, es decir, de la tendencia de los escritores a inscribirse en determinadas tradiciones, corrientes estéticas o estilo de un escritor.

La última de César Aira cuenta los avatares de la publicación de una novela inédita de Aira por parte de una editorial de jóvenes, y es una apropiación de “la máquina Aira” (la “maquinAira”, dice algún personaje): diversión, improvisación, inteligencia, ligereza, personajes estrafalarios tratados como tipos (“el Enano sexy, puto y nazi”). Tiene dos tiempos, el realista y el delirante, separados pero juntos. Se habla nada más que de Aira, de una novela inédita de Aira, de ir a su casa para entrevistarlo, y se habla nada más que de libros.

–En una historia literaria como la argentina, tan cargada de epigonismos, declararse sucesor podría ser la condición de existencia de un escritor. ¿Por qué Aira?

–Bueno, por gusto, por placer y por capricho. Cuando leí a Aira por primera vez tuve una sensación de libertad que no había experimentado antes y me volví un fan. Leía todo lo que encontraba de Aira sin importar el género: teatro, ensayo, relatos y, por supuesto, sus novelas. Leer a Aira me producía unas irresistibles ganas de escribir… como Aira, y ahí estaba el problema, porque veía que era algo que estaban haciendo otros escritores. Entonces se me ocurrió escribir una novela aireana autoconciente de sus condiciones de producción, que me pareció una vuelta de tuerca y algo que no se había hecho hasta el momento. La narración como máquina de lectura también parte del propio proyecto de Aira. Sus novelas contienen pistas y sugerencias acerca de cómo deberían ser leídas, que fueron retomadas por la crítica. Entonces, si la obra de ficción (de Aira) estipulaba la forma en la que debía ser leída críticamente, ¿por qué no pensar en leer esa obra críticamente a través de un texto de ficción?

–¿Cómo contarías la historia de la literatura argentina de los últimos 40 o 50 años: después de Cortázar, digamos?

–Creo que hay varias historias, que confluyen en lo que actualmente podemos pensar como literatura argentina. No tiene que ver sólo con el nombre de unos escritores en la conformación de un canon, sino también con una historia de la lectura, de la producción y de los modos de circulación de los textos literarios: todo ha cambiado y ni siquiera el libro como soporte tiene garantizada su continuidad por estos días. Por un lado, creo que a partir de Cortázar, o tal vez de Puig, la literatura fue cerrándose sobre sí misma en un devenir minoritario, producto quizá del crecimiento de los medios masivos de comunicación y de otras prácticas culturales (como el rock) que lograron interpelar de forma más certera y directa a un público masivo. Hoy tengo la impresión de que la literatura no influye en la sociedad más que como un “efecto derrame”, como podría ser la influencia de Fogwill en las letras de Babasónicos. Esto también se advierte en las políticas editoriales: los grandes sellos publican autores consagrados o textos que asumen pocos riesgos estéticos, lo más interesante de la literatura contemporánea aparece en editoriales independientes como Pánico el pánico, Mansalva, Tamarisco, Stanton, Santiago Arcos, etc.

– ¿A quiénes pondrías en una historia literaria del presente?

–Creo que hay una constelación que se arma a partir de los años setenta y de la revista Literal, que promueve Fogwill en los 80 y que tiene en el centro a Osvaldo Lamborghini y a César Aira, acompañados por otros nombres como Héctor Libertella, Alberto Laiseca, J.R. Willcock, Copi. De todas formas me parece que la literatura es una máquina que funciona mejor cuando se le aplican engranajes que no encajan; es una máquina que hay que desajustar para que funcione. En ese sentido, como decía Libertella, “hay que irse al margen para llegar al centro”; es una literatura renovada por un polaco que escribe en castellano (Gombrowicz) o un argentino que escribe en francés (Copi). De los autores que no encajan los que más me gustan son Laiseca y Hebe Uhart.

–Una de las cosas que más me interesaron de tu novela es que la materia no sólo son las novelas de Aira, los personajes de Aira y la escritura de Aira, sino que se habla sólo de libros, de editoriales; el
dealer
es
dealer
de libros; los “negros” son los que escribían para los escritores del siglo XIX, que firmaban folletines. Ante esa referencia casi masiva, ¿pensás el apocalipsis con que se cierra la novela como algún fin de la literatura en papel y como el modo en que podría terminar la cultura del libro en el pasaje a la cultura digital?

–El final apocalíptico es otra cita de Aira, que abunda en ese tipo de cierres (como en Embalse o Los misterios de Rosario ). No creo que la cultura del libro desaparezca, a lo sumo el libro se va a volver un objeto de lujo, como sucede ahora con el vinilo; en la medida que los objetos culturales se desmaterializan sobreviene una oleada de “rematerialización nostálgica”. Lo que seguramente van a cambiar (ya lo están haciendo) los dispositivos electrónicos de lectura son los modos de leer y por ende de escribir literatura, aunque no creo que eso equivalga a un apocalipsis.

–Entiendo que tenés un título universitario: ¿te parece que esa formación es parte de la literatura o esta es algo así como un “espacio aparte”?

–Estudié Ciencias de la Comunicación, una carrera que estuvo de moda en los años 90. Se trata de una carrera muy extraña, que te recibe con un taller de escritura creativa de un año de duración y en la que los alumnos son bombardeados con una multiplicidad de saberes y prácticas diversas, muy distintas e incluso contradictorias entre sí, por lo que no me parece casual que muchos escritores de mi generación, como Pablo Katchadjián, Mauro Lo Coco o Esteban Castromán hayan salido de ahí.

 

Nota original: https://www.clarin.com/sociedad/literatura-influye-sociedad-efecto-derrame_0_Hk3ezmx3DQl.html

El contrato de lectura de la crónica: entre la autobiografía y el periodismo

Expuesto en las 6tas jornadas de jóvenes investigadores realizadas en el Instituto de Investigaciones Gino Germani el 10, 11 y 12 de noviembre de 2011.

Resumen

El presente trabajo se propone como una indagación en el género de la crónica periodística a partir del cruce que éste opera entre el discurso referencial del periodismo y la puesta en juego de una subjetividad propia de los géneros autobiográficos. Dado que podemos considerar a la crónica como un género híbrido, que se sitúa en las fronteras lábiles del periodismo y la literatura, se lo estudiará poniéndolo en relación con los pactos de lectura que instauran el discurso autobiográfico y el periodístico, a partir de los avances teóricos de autores como Philippe Lejeune, Jean-Philippe Miraux, Michel Foucault y Paul De Man, entre otros dedicados al estudio del género autobiográfico y Eliseo Verón y Stella Martini entre los que abordaron el contrato de lectura periodístico. El objetivo del trabajo será avanzar hacia el discernimiento de un contrato de lectura propio del género crónica, a partir del cual estos textos construyen un verosímil propio, vinculado tanto con la referencialidad de su discurso como con la construcción de la mirada subjetiva de su autor.

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Publicación en línea: http://webiigg.sociales.uba.ar/iigg/jovenes_investigadores/6jornadasjovenes/EJE%205%20PDF/eje5_idez.pdf

La crónica en la encrucijada de la subjetividad: periodismo, autobiografía y literatura

Expuesto en el III Congreso Internacional “Cuestiones Críticas” realizado en Rosario el 24, 25 y 26 de abril de 2013.

Resumen

El presente trabajo se propone como una indagación en el género de la crónica periodística a partir del cruce que éste opera entre el discurso referencial del periodismo y la puesta en juego de una subjetividad propia de los géneros autobiográficos. Dado que podemos considerar a la crónica como un género híbrido, que se sitúa en las fronteras lábiles del periodismo y la literatura, se lo estudiará poniéndolo en relación con los pactos de lectura que instauran el discurso autobiográfico y el periodístico, a partir de los avances teóricos de autores como Philippe Lejeune, Jean-Philippe Miraux, Michel Foucault y Paul De Man, entre otros dedicados al estudio del género autobiográfico y Eliseo Verón y Stella Martini entre los que abordaron el contrato de lectura periodístico. El objetivo del trabajo será avanzar hacia el discernimiento de un contrato de lectura propio del género crónica, a partir del cual estos textos construyen un verosímil propio, vinculado tanto con la referencialidad de su discurso como con la construcción de la mirada subjetiva de su autor.

Palabras clave: Crónica – Contrato de lectura – Autobiografía – Periodismo

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Publicación en línea: http://www.celarg.org/int/arch_publi/idez_arielcc.pdf

El debate entre poetas neobarrocos y objetivistas desde el enfoque de la teoría crítica

Presentado en las X jornadas de Sociología, Facultad de Ciencias Sociales, UBA, julio de 2013.

Resumen

El presente trabajo se propone indagar en un debate que se suscitó en el campo de la poesía argentina a mediados de los ochenta y principios de los noventa entre dos corrientes estéticas que denominaremos como neobarrocos y objetivistas. El objetivo que nos proponemos es tomar algunos de los lineamientos de ese debate para ponerlos en relación con las distintas perspectivas sobre el arte de algunos de los autores de la Escuela de Frankfurt, principalmente Theodor Adorno, Walter Benjamin y Herbert Marcuse. Asimismo, procuraremos incorporar a nuestro análisis los aportes de autores posteriores, cuya elaboración teórica es prácticamente contemporánea al debate estudiado, y que se encuentran vinculados a los planteos de la teoría crítica, como Frederic Jameson. Para esto, describiremos brevemente las características principales de cada uno de los movimientos para detenernos con más detalle en el debate que entablan las dos corrientes y su puesta en relación con los planteos de los autores mencionados.

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Publicación en línea: http://cdsa.aacademica.org/000-038/766.pdf

“Querida, vuelvo otra vez a conversar contigo”: las crónicas literarias de Manuel Puig

Publicado en en Argus-a Artes y Humanidades, Vol II edición Nº 9, julio 2013. ISSN: 1853-9904.

Resumen

El propósito de este trabajo será trazar en líneas generales algunos de los atributos de Manuel Puig en su rol de cronista en medios gráficos. Para esto se utilizará como corpus sus dos recopilaciones de artículos periodísticos: Estertores de una década, Nueva York ’78 y Bye-Bye, Babilonia. Algunos de los ejes que orientarán este análisis remiten a las estrategias de narrador que construye Puig en sus crónicas, a los recursos literarios que “importa” de su narrativa hacia sus textos periodísticos, al tipo de discurso al que apela, al lector que construye en sus artículos y al contrato de lectura que presenta. Consideramos que el estudio de un autor como Puig, que en su narrativa problematizó algunas instancias de poder dentro del discurso literario (subjetividad, originalidad, estilo [cf. Alan Pauls]) puede ser más que interesante para abordar el cruce que propone la crónica, siempre en la frontera entre literatura y periodismo y evaluar en qué medida Puig pone en tensión y desarticula algunas de las reglas de la crónica para aportarle una nueva dimensión a este género.

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Publicación en línea: http://www.argus-a.com.ar/publicacion/386-querida-vuelvo-otra-vez-a-conversar-contigo-las-cronicas-literarias-de-manuel-puig.html