por Claudio Salvetti para Salvetti’s World Review │ Mayo de 2017
Es un thriller que trascurre en el laberintico Bajo Flores de Aira, dónde el autor eleva la apuesta capítulo a capítulo. Idez se da el gusto de hasta hacer un poco de crítica literaria Argentina, comedia política, homenajear a algunas figuras, … en fin, es un cuento Chino en territorio Argentino (si, se parece un bastante a La Guerra de los Gimnasios).
La verdad es que me resulta imposible no querer un libro capaz de reproducir:
El Enano Más Sexy del Mundo y el Típico Puto Nazi se conocían desde el jardín de infantes, lugar donde se forjan las primeras y más perdurables amistades. En esa época, ni el Enano era tal, pues estaba a la altura de los demás niños, ni el Puto había definido su identidad sexual, aunque sí ya era un poquitín nazi en su gusto por maltratar a sus compañeros y liderarlos con mano férrea en toda clase de tropelías.
O cuando van al Barrio Chino:
Pero mayor aún fue su sorpresa cuando leyó el cartel metálico que anunciaba en perfecto castellano: “CENTRO DE RESIDENTES TAIWANESES JUSTICIALISTAS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA” Debajo de esta enigmática inscripción podían apreciar claramente dos grandes escudos: uno de ellos contenía las banderas de Taiwán y la República Argentina; el otro, claro está, pertenecía al Partido Peronista. El cartel guardaba otra extraña particularidad: era el único que no estaba escrito en chino, tan sólo en castellano. Ni un mísero ideograma sobre la chapa ( Tal vez, pensaba el Enano, un solo ideograma bastaría para describir el nombre y las funciones de la institución, así de económica podía resultar la lengua oriental, pero ¿qué ideograma -se preguntaba- podría contender en sus filigranas la noción de “peronismo”?)
– La suya es una metáfora poco feliz, pero de todos modos la comprendo… Bah, en realidad no comprendo nada puesto que ya sabemos: “no se puede comprender”, pero eso es todo lo que es el caso, es decir, el mundo, y no una muestra histológica del tejido que conforma la superficie del discurso como el que usted expone, pero basta, en fin, con estas disquisiciones tan poco afines al género dialógico, comprendo. Por lo tanto, atengámonos básicamente a la ficción del sentido, su punto. Estamos hasta las bolas.
Y después se pasa cuando el Taiwanes Justicialista le cuenta a Dante, demostrando sus conocimientos de filosofía política y modismos argentinos:
– Ustedes, occidentales, cabezas necias. Se creen lo más huachi pulenta (como dicen acá) y son (acá gustan decir) unos giles de cuarta. Inventaron capitalismo, muy bien. Inventaron comunismo, los felicito. Pero olvidan que Imperio Chino se inventó a sí mismo y eso sí que fue un parto. Y los Chinos, con sus inventos de occidente, ¿qué hicieron? ¡Economía Social de Mercado! Chiva calenchu (como dicen…). La síntesis de maestro Hegel, señor. La historia culmina, de cajón, en Astucia China.