La clínica es un concepto tomado de las artes plásticas que comprende un trabajo de acompañamiento, orientación y asesoramiento al artista en proceso de producción de su obra. En el caso de la literatura, la clínica puede iniciarse con la primera idea que moviliza un proyecto de escritura, acoplarse a un proceso ya comenzado o bien integrarse en un trabajo de revisión integral de un primer borrador para pulir defectos y potenciar las virtudes del texto.
La clínica puede llevarse a cabo de forma individual o grupal. En el primer caso se suele avanzar más rápido, dado que se concentra el trabajo en un solo proyecto. Es la modalidad ideal para el autor que tenga claro su proyecto de escritura y cómo llevarlo a cabo. La clínica grupal, por otra parte, provee la ventaja de un enfoque plural, ya que el proyecto es compartido con un grupo de trabajo, en el que cada integrante, a su vez, está avanzando en su propio proyecto..
Entre las numerosas ventajas que provee una clínica de obra, una de las principales es adquirir un ritmo de trabajo, ya que la clínica supone la entrega de avances regulares, esta “demanda externa” impulsa la escritura y evita caer en baches y bloqueos. En segundo lugar, la clínica brinda una orientación durante el proceso creativo y permite afrontar y encontrar respuestas a las dudas que surgen durante el avance del proyecto. En tercer lugar, la clínica aporta la posibilidad de contar con una lectura en paralelo a la escritura, lo que resulta muy importante para modificar a tiempo los posibles problemas que presente el texto.
La clínica de obra está destinada a todo tipo de textos, tanto de ficción como de no ficción. El requisito principal es contar con una idea y el deseo de transformarla en un libro. La clínica es el proceso de asesoramiento y acompañamiento cuyo objetivo será convertir esa idea o proyecto en el mejor libro posible.