Arribamos a la tercera y última parte de esta serie de artículos dedicados a la descripción. Ya hemos revisado sus características y cómo realizar una buena descripción, sobre todo a partir de la atención a los detalles y la apelación a los sentidos. Ahora, me gustaría finalizar este breve recorrido señalando algunos posibles usos de la descripción como un recurso literario. Ya que, si bien la descripción tiene una función utilitaria dentro de la historia (dar cuenta de un referente real o imaginario) a esa función podemos agregarle otras, expresivas, en la que la descripción es capaz de desplegarse para alcanzar otros usos y producir nuevos sentidos.
La descripción (Segunda parte: técnicas descriptivas)
Ya hemos visto en líneas generales en qué consiste la descripción y cuándo y cómo aplicarla. Ahora vamos a explorar algunas técnicas que nos permitan elaborar una buena descripción.
La descripción (Primera parte: la función descriptiva)
Uno de los principales problemas que suelen presentarse al empezar a escribir es el de la descripción ¿Qué describir? ¿Cuánto describir? ¿Cómo describir? Esto se debe, en parte, a la propia naturaleza de la descripción que es, en principio, inagotable. Podemos intentar subsumir gran parte de los interrogantes que suscita el tema en dos grandes enfoques: el de la función y el de la técnica descriptiva.